Francia: El sindicato CGT debe brindar un apoyo inequívoco al pueblo palestino
Petición por un apoyo inequívoco al pueblo palestino
Lanzamiento 18 de febrero de 2024 por Salah L., y firmada por 7 secciones sindicales de la CGT y cientos de responsables, miembros y simpatizantes del sindicato. Salah fue excluido de la CGT por haber iniciado esta petición (lea aquí la petición que solicita su reincorporación).
Desde el 7 de octubre 2023, al abordar la situación en la Palestina ocupada, la mayoría de los medios, analistas y dirigentes políticos, sindicales y asociativos han mostrado una preocupante permeabilidad a la propaganda proisraelí, olvidando con demasiada frecuencia las realidades históricas y los principios fundamentales. Hemos querido recordarlos para evitar que se siga invirtiendo el rol entre el verdugo y la víctima, el ocupante y el ocupado, el agresor y el agredido.
Hemos enviado esta carta abierta a la dirección confederal de la CGT (Confederación General del Trabajo, una de las principales centrales sindicales en Francia), uno de los pocos sindicatos francesas cuyo declarado compromiso internacionalista forma parte de sus cimientos y valores, y que en su día se enorgulleció de apoyar la lucha del FLN por la independencia de Argelia. Esta iniciativa tiene como objetivo instar a la CGT a reconectar con su herencia anticolonialista y antiimperialista e integrar de forma auténtica a todas las voces propalestinas en su acción. Entre los firmantes destacan Dominique NATANSON, portavoz de la Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP), y Jean-Pierre PAGE, exresponsable del Departamento Internacional de la CGT.
Las firmas están abiertas a todos (miembros o simpatizantes de la CGT y/o de la causa palestina) mientras el genocidio en Gaza continúe. ¡Ayúdanos a alcanzar las 1,000 firmas firmando y promoviendo la firma: https://www.change.org/petition-cgt-palestine
[Actualización: El sindicalista que inició esta petición ha sido expulsado de la CGT. La petición que pide su reincorporación puede encontrarse en español aquí, y firmarse en change.org aquí.]
La CGT debe apoyar sin ambigüedades al pueblo palestino
Nosotros, responsables locales, militantes, sindicalistas y/o simples simpatizantes de la CGT, expresamos nuestra frustración ante las posiciones ambiguas adoptadas por la confederación CGT y sus representantes sobre la situación en Gaza y Cisjordania desde el 7 de octubre de 2023. Lamentamos especialmente las declaraciones que tienden a ocultar el martirio del pueblo palestino, víctima, y no verdugo, desde 1948, así como la permeabilidad a la propaganda proisraelí, que busca establecer una equivalencia entre el ocupante y el ocupado, o incluso invertir los roles entre agresor y agredido.
Declaraciones de la CGT
El Comunicado Confederal del 9 de octubre, titulado «Por una paz justa y duradera entre Israel y Palestina» (español), denunciaba una ofensiva de Hamás «de una violencia sin precedentes, dirigida contra numerosos objetivos civiles», condenaba «esta escalada que enluta y afecta a millones de civiles israelíes y palestinos, perjudicando la causa palestina», y expresaba «su pleno apoyo a las víctimas israelíes y palestinas y a sus familias».
El Comunicado Confederal del 18 de octubre, titulado «Detengamos inmediatamente el baño de sangre en Gaza» (español), publicado cuando los muertos palestinos ya se contaban por miles, dedicaba todo su primer párrafo a condenar a Hamás: hablaba de «terribles ataques en represalia por los actos de terror perpetrados por Hamás» y condenaba «esta política de lo peor que perjudica la causa palestina», acusando a este movimiento, «que viola los derechos de las mujeres y multiplica las detenciones arbitrarias desde hace casi 20 años», de imponer «un doble castigo al enclave». Más adelante, tras mencionar el «desplazamiento de un millón de personas» en Gaza, pedía que «la generosidad y las medidas excepcionales (de protección temporal, en particular) utilizadas acertadamente para acoger a los Ucranianos que huyen de la guerra [se extiendan] hacia el pueblo palestino». En conclusión, la CGT expresó «su pleno apoyo a los miles de víctimas israelíes y palestinas y a sus familias, y exigió la liberación de todos los rehenes y personas detenidas injustamente».
En un discurso pronunciado el 9 de noviembre de 2023 (español), con motivo de la conmemoración de la Noche de los Cristales Rotos organizada por la Red de Acciones contra el Antisemitismo y todos los Racismos, Sophie Binet declaró que «condenaba claramente el terrorismo de Hamás, el asesinato de 1,400 civiles israelíes y pedía la liberación inmediata de los 220 rehenes».
La revista mensual de la CGT, Ensemble, la Vie Ouvrière n.º 19, de noviembre, denunciaba la «acción despreciable» de Hamás el 7 de octubre, calificándola como un ataque «por fanatismo religioso [contra] la juventud y [contra] la expresión de la libertad», «un punto de inflexión en el horror» y una «acción sin precedentes en su magnitud y barbarie», cuyas víctimas fueron «en su inmensa mayoría civiles». En relación con la fiesta rave de Nova, afirmaba que «al menos 260 personas fueron asesinadas, a tiros o con explosivos, por ser judías».
En enero de 2024, en un momento en que decenas de miles de gazatíes habían sido asesinados (el 70 % de las víctimas eran mujeres y niños), millones desplazados y sometidos a una crisis humanitaria de proporciones bíblicas, y más de mil niños palestinos habían tenido que soportar amputaciones sin anestesia (lo mismo ocurriendo con numerosos partos por cesárea), el «Informe de situación sobre las iniciativas de la CGT relativas a la situación en Oriente Próximo» del 9 de enero volvía a denunciar, por el lado palestino, los «actos de terror de Hamás» del 7 de octubre y, por el lado israelí, «el diluvio de fuego que Israel está provocando a su vez contra la Franja de Gaza». Mientras Israel enfrenta acusaciones de genocidio en la Corte Internacional de Justicia, gracias a una iniciativa de Sudáfrica respaldada por unos cincuenta países, y la CGT tendría el honor de apoyar dicha acusación, este Informe no emplea los términos «genocidio» ni siquiera «terrorismo» contra Israel. Aunque señala que la tregua del 24 de noviembre «permitió la liberación de 110 de los 240 rehenes israelíes», no menciona a las decenas de mujeres y niños palestinos que también fueron liberados bajo el acuerdo entre Hamás e Israel.
Además, el periódico Ensemble, la Vie Ouvrière, n.º 21 de enero de 2024, subraya nuevamente que «La CGT condenó de inmediato “los actos de terror perpetrados por Hamás el 7 de octubre” y los “terribles ataques de represalia” realizados por el ejército israelí contra la población de Gaza». En una entrevista con Clémence Bectarte, abogada especializada en derecho penal e internacional, titulada «En la conducción de la guerra, no todo está permitido», la abogada afirma, sin ser cuestionada ni corregida, que, respecto al «asedio que sufre Gaza desde el 9 de octubre» (sic): «El asedio de un territorio no está prohibido como tal por el derecho internacional humanitario. Sin embargo, privar a una población civil de acceso al agua, gas, electricidad, atención médica adecuada y alimentos conduce a violaciones de la ley» (el subrayado es nuestro).
Este lenguaje reiterativo es problemático en múltiples sentidos.
Recordatorios necesarios
En primer lugar, conviene recordar que los acontecimientos no comenzaron el 7 de octubre de 2023, sino que se remontan a más de 75 años atrás. Los 2,3 millones de habitantes de Gaza, de los cuales la mitad son niños, son en su mayoría refugiados de las limpiezas étnicas de 1948 y 1967 y sus descendientes. Desde hace décadas, están sometidos a los horrores de la ocupación, asesinatos, masacres periódicas, apartheid, y a un bloqueo despiadado durante más de 15 años, constitutivo de un crimen de guerra e incluso de un crimen contra la humanidad. Tanto la ocupación como el bloqueo representan actos de agresión —el crimen supremo, según el Tribunal de Núremberg— frente a los cuales los Palestinos tienen derecho a defenderse, incluso mediante la resistencia armada.
La última «escalada» que encendió la mecha no es la de Hamás, sino la formación del gobierno de extrema derecha de Netanyahu, aliado con fanáticos religiosos, y todas las políticas supremacistas implementadas para liquidar definitivamente la causa palestina: en particular, la colonización masiva en Cisjordania, la persecución de presos políticos, las repetidas provocaciones en la mezquita de Al-Aqsa y el estrechamiento del cerco sobre Gaza.
No es aceptable equiparar a una potencia colonial, respaldada plenamente por la superpotencia estadounidense y los capitales imperialistas, además de su formidable aparato de propaganda, con un pueblo oprimido y desarmado que lucha por hacer valer su derecho a la autodeterminación, la seguridad y la dignidad.
No es aceptable lamentar a las víctimas israelíes antes que a las palestinas, ni cargar a Hamás, representante legítimo y democráticamente elegido[1] de la población palestina en Gaza, con la responsabilidad de los millones de vidas palestinas —y únicamente palestinas— que se encuentran diariamente en peligro debido a los ataques israelíes sin precedentes contra la población del campo de concentración de Gaza. El conflicto es asimétrico, y los movimientos armados palestinos no tienen la capacidad de representar un peligro similar para la población israelí. Responsabilizar a Hamás de las masacres perpetradas por Israel en Gaza sería como culpar a la Resistencia francesa por las represalias realizadas por los ocupantes nazis contra la población civil. Más aún, la operación del 7 de octubre fue planificada y ejecutada por iniciativa de Hamás, pero contó con la participación directa de todos los componentes de la Resistencia palestina en Gaza, incluidas organizaciones marxista-leninistas como el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP, del que fue miembro el preso político europeo más antiguo, Georges Abdallah) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP).
No es aceptable condenar con la misma firmeza —o incluso más— la violencia “artesanal” de las facciones de la resistencia palestina que la violencia “industrial” de la ocupación, mucho más considerable, recurrente y sistemática. Tampoco se debe invertir la relación lógica, cronológica, jurídica y moral entre opresor y oprimido, agresor y agredido, colonizador y colonizado, ocupante y ocupado. Cuando los crímenes cometidos por ambas partes son inconmensurables, el lenguaje no debe ser equivalente, y mucho menos condenar con mayor severidad a la parte más perjudicada.
No es aceptable denominar “rehénes” a todos los israelíes, incluidos los soldados de ocupación capturados por la resistencia palestina, mientras se usa “detenidos” o “prisioneros” para referirse a los más de diez mil palestinos actualmente encarcelados por Israel (cifra que se ha duplicado desde el 7 de octubre, con miles más de palestinos de Gaza y Cisjordania detenidos arbitrariamente o sometidos a tratos inhumanos y degradantes). Entre estos “prisioneros” se cuentan cientos de mujeres y niños palestinos, y miles de ellos están bajo “detención administrativa”, un régimen extrajudicial, sin cargos, renovable indefinidamente.
No es aceptable afirmar que los israelíes son víctimas del antisemitismo palestino y que son atacados por ser judíos. Son atacados porque son percibidos como ocupantes, responsables de privar a la población autóctona de sus derechos más básicos. No se debe hacer nada que pueda interpretarse como una validación de la asimilación del antisionismo con una forma de antisemitismo, un chantaje odioso que permite, entre otros, que el ministro francés del Interior Darmanin considere como acto antisemita e ilegal el simple hecho de ondear una bandera palestina o mostrar apoyo a esta causa.
Es inaceptable repetir la propaganda genocida israelí sobre los “atroces actos de terror de Hamás” del 7 de octubre, que supuestamente causaron deliberadamente la muerte de “1.400 civiles” (número que desde entonces se ha reducido a unas 1.200 víctimas). A falta de los resultados de una comisión de investigación, que solo podría llevarse a cabo una vez finalizado el conflicto actual, y dada la censura militar total impuesta en Israel a los medios de comunicación incluso en tiempos de paz, las declaraciones del ejército israelí terrorista y de su gobierno fascista, acusando a Hamás de masacres deliberadas, deben tratarse con la misma precaución que las de Hamás, que asegura haber intentado únicamente capturar el mayor número posible de israelíes para liberar a los suyos, atribuyendo cualquier crimen cometido a subgrupos palestinos o individuos que actuaron de forma independiente, o a la implementación por parte de Israel del famoso “procedimiento Aníbal”, según el cual debe evitarse a toda costa que los prisioneros caigan vivos en manos de Hamás, incluso si eso implica eliminar tanto a los secuestradores como a los rehénes. Al consultar la lista de víctimas publicada por el periódico Haaretz[2], se constata que varios cientos eran soldados (sin mencionar a los milicianos ni el hecho de que los colonos están notoriamente armados), un porcentaje inconcebible frente a las masacres perpetradas por Israel, donde cientos de civiles palestinos son diezmados por cada combatiente muerto. Ya circulan públicamente, desde mediados de octubre, informes y testimonios de supervivientes que acusan al ejército israelí de haber matado a sus propios civiles utilizando armamento pesado (tanques, helicópteros Apache, etc.) durante los intensos combates en la fiesta rave de Nova y en el kibutz donde los combatientes de Hamás estaban atrincherados con sus rehénes[3].
No es aceptable pretender dictar al pueblo palestino cómo debe actuar para liberarse del yugo de la opresión y la ocupación. Aunque ciertos actos no puedan justificarse, tampoco es adecuado condenarlos repitiendo la retórica racista israelí que tergiversa los hechos, deshumaniza a los palestinos y busca justificar todas las represalias imaginables contra ellos. Esto es especialmente inaceptable en un contexto donde la solidaridad internacional y la oposición a la deportación planificada de los habitantes de Gaza —que la CGT parece querer facilitar, al pedir a otros países que los acojan como lo hicieron con los ucranianos, en lugar de oponerse categóricamente— son cruciales para frustrar los planes de “solución final” del gobierno de Netanyahu.
De acuerdo con el derecho internacional, hay un ocupante, Israel, y un territorio ocupado, Palestina. El pueblo palestino tiene derecho a utilizar todos los medios a su alcance para lograr su liberación, incluido el uso de la fuerza armada[4]. Por su parte, Israel, en tanto potencia ocupante enfrentada a actores no estatales, según el Tribunal Internacional de Justicia, no puede invocar el derecho a la legítima defensa[5]. Tanto Gaza como Cisjordania son reconocidos como territorios ocupados bajo las convenciones internacionales y las resoluciones de la ONU.
La CGT debe recuperar su legado anticolonial
La CGT se honra de haber apoyado, en su momento, la lucha por la liberación del pueblo argelino y del FLN, en una época en la que enfrentaba no solo acusaciones de apología del terrorismo, que afectaron a varios de nuestros camaradas, sino también de participación en actividades terroristas y de atentar contra la seguridad del Estado.
Hoy, la CGT debe adoptar una postura igualmente firme de apoyo auténtico a Palestina, especialmente cuando Gaza está siendo sometida a una verdadera guerra de exterminio y a un plan abiertamente anunciado para deportar a más de dos millones de personas al desierto del Sinaí. Estos hechos merecen ser denunciados con la misma vehemencia y las palabras cargadas de indignación que hasta ahora se han reservado mayoritariamente para criticar a Hamás.
Mientras decenas de bebés prematuros han muerto en Gaza debido a los cortes deliberados de electricidad que interrumpieron el funcionamiento de sus incubadoras en el hospital Al-Shifa —un crimen real, en contraste con la macabra fábula de los “40 bebés decapitados” o las “incubadoras de Kuwait” utilizadas para justificar la primera Guerra del Golfo (sin mencionar las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam Husein, tantas mentiras que exigen precaución)—, la CGT debe tomar distancia de la propaganda belicista y genocida difundida por Israel y sus cámaras de eco mediático. Debe rechazar toda presión política e intimidación judicial y posicionarse resueltamente del lado del derecho internacional, la justicia y la moral. No adoptar una posición clara y limitarse a condenar los “crímenes de guerra” de ambos bandos es favorecer al más fuerte.
La CGT debe manifestar un apoyo firme e inquebrantable a la causa palestina, eliminando completamente cualquier lenguaje que sugiera una equivalencia entre las partes o que pueda servir para justificar o encubrir la masacre en curso contra Gaza.
Para cualquier información, contacte a Salah: alainmarshal2@gmail.com
Notas
[1] Hamás ganó las elecciones legislativas celebradas en Gaza en 2006. El expresidente estadounidense Jimmy Carter estuvo presente como observador y calificó el proceso electoral como «honesto» y «justo». Fuente: The Carter Center.
[2] Fuente: Haaretz.
[3] Un artículo de L'Humanité del 21 de noviembre titulado «Eliminaron a todos, incluidos los rehenes: ¿fueron civiles israelíes asesinados por su ejército?» informa:
«El 20 de octubre, un periodista del diario israelí Haaretz visitó el kibutz Be'eri, uno de los atacados por Hamás. Allí conoció a Tuval Escapa, quien había creado una línea de ayuda telefónica para mantener el contacto entre los residentes y el ejército en caso de ataque. Según informa el diario, "la desesperación se apoderó de los comandantes sobre el terreno cuando tomaron decisiones difíciles, como bombardear casas con sus ocupantes para eliminar tanto a los terroristas como a los rehenes".
Esto lo confirmó Yasmin Porat, quien sobrevivió tras ser capturada junto a otros israelíes en una casa donde se había refugiado. Porat afirmó que los civiles israelíes fueron «sin lugar a dudas» asesinados por sus propias fuerzas de seguridad: «Eliminaron a todos, incluidos los rehenes. Hubo fuego cruzado muy, muy intenso», incluso desde tanques.
Esto ocurrió cuando las fuerzas israelíes, alertadas, se enfrentaron en feroces combates con los atacantes palestinos del kibutz Be'eri y dispararon indiscriminadamente contra los combatientes y sus prisioneros israelíes.
Unos días después, un periodista de I24 News, que difícilmente podría ser acusado de sesgo antiisraelí, visitó el mismo kibutz Be'eri. Informó sobre «pintorescas casitas que habían sido bombardeadas o destruidas» y «céspedes bien cuidados que habían sido destrozados por las orugas de un vehículo blindado, tal vez un tanque».
«Extremadamente difícil distinguir entre un terrorista, un soldado o un civil»
Haaretz también publicó informaciones según las cuales el ejército israelí «se vio obligado a solicitar un ataque aéreo» contra la terminal de Erez (el paso fronterizo entre Israel y Gaza) «para repeler a los terroristas» que habían tomado el control del lugar. Esta base estaba llena de oficiales y soldados de la administración civil israelí en ese momento.
El 15 de octubre, el mayor diario israelí, Yedioth Aharonoth, informó que los pilotos de helicópteros Apache que participaron en los ataques “se dieron cuenta de que era extremadamente difícil distinguir, en los puestos avanzados y asentamientos ocupados, quién era un terrorista, quién un soldado y quién un civil. La cadencia de fuego contra los miles de terroristas fue inmensa al principio, y solo después de un tiempo los pilotos comenzaron a ralentizar los ataques y a seleccionar cuidadosamente los objetivos”. Sin embargo, según Yedioth, la culpa es de los palestinos, quienes, según afirma, habrían recibido órdenes de mezclarse con la multitud de jóvenes asistentes a la fiesta rave que huían del horror.» Fuente: L'Humanité.
[4] La Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 12 de diciembre de 1970, «declara que la persistencia del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones constituye un crimen que viola la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales y los principios del derecho internacional» y «reafirma el derecho inherente de los pueblos coloniales a luchar, por todos los medios necesarios a su alcance, contra las potencias coloniales que reprimen su aspiración a la libertad y la independencia». Fuente: ONU.
[5] Solicitud de opinión consultiva presentada a la Corte Internacional de Justicia por la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre las implicaciones jurídicas de la construcción del muro que Israel, en su calidad de Potencia ocupante, está levantando en el Territorio Palestino Ocupado: «Respecto a si los ataques transfronterizos perpetrados por fuerzas irregulares pueden considerarse agresiones armadas que justifiquen la legítima defensa, la Corte Internacional de Justicia determinó, en el caso Nicaragua (C.I.J. Recopilación 1986 (Fondo)), que los actos cometidos por “bandas armadas, grupos, fuerzas irregulares o mercenarios” que recurren al uso de la fuerza pueden equipararse a una agresión armada, siempre que su gravedad sea tal que puedan asimilarse a una verdadera agresión armada perpetrada por ejércitos regulares, y que dichas fuerzas sean enviadas por un Estado o actúen en su nombre. Esto no se aplica al conflicto palestino.» Fuente: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/131/1596.pdf
PRIMEROS 50 FIRMANTES
Salah LAMRANI, CGT Educ’ 63
Damien PENNEQUIN, CGT Educ’ 63
Djamel BENOTMANE, Secretario General del sindicato CGT Prévention Sécurité 75
Laurent DE WANGEN, profesor, CGT Educ’ 75, miembro de la Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP) y de la Association France Palestine Solidarité (AFPS)
Thierry GIRARD, CGT-SNEIP 79 (jubilado), militante en la UL de Thouars (79) y en el grupo de jubilados de la CGT de la UL de Saumur (49)
Jean-Pierre PAGE, antiguo miembro del Comité Ejecutivo Confederal de la CGT y exjefe de su Departamento Internacional
Dominique NATANSON, CGT Educ’ 02, portavoz de la Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP)
Bruno DRWESKI, CGT FERC Sup'
Roland RICHA, exmiembro y militante de la CGT (Fédération des organismes sociaux, UL de Montreuil), actualmente activo en la Fédération nationale des syndicats des ouvriers et employés du Liban (FENASOL)
Françoise BOUVIER, FSU 74
Mohammed BEN YAKHLEF, Delegado sindical CGT Mission Locale et Insertion Île-de-France
S. V., CGT 75
Serge CHASSEUIL, CGT Métallurgie, 75 (jubilado, antiguo delegado sindical central)
Thierry PERENNES, miembro del secretariado de la CGT UL de Guingamp, militante del SNPTRI 22
Nicole ROGER, jubilada (91 años), ciudadana del mundo
Jean GRIMAL, miembro del buró de la UD CGT de l'Aisne
Michel GRUSELLE, director emérito de investigación del CNRS, miembro del buró del SNTRS-CGT Sorbonne-Université
Guy PERBET, jubilado, antiguo representante del personal de la CGT en France Télécom (69100)
A. D., Secretario local CGT Insertion et probation SPIP 24
Mathieu SANTUS, Sindicato Santé Action Sociale CGT 76
Laure GUERARD, CGT Educ’ 02
Patrick BIONDI, miembro de la ejecutiva federal FNIC-CGT
Jean Claude LACOMBE, ferroviario jubilado de la CGT, Montauban (82)
Guillaume SUING, CGT Educ’ 59
Victoire BECH, miembro de la dirección nacional de la CNTPEP CGT
STEG-UTG, Syndicat des Travailleurs de l’Éducation en Guyane – Union des Travailleurs Guyanais (CGT Educ’ de Guyane), a través de Anaelle METZGER, Secretaria General
Lydia MOLINA, miembro del CE de la UL Malakoff, Montrouge, Vanves (92)
Maghnia MESSAADI, Secretaria General CGT Groupe Randstad Francia
S. KHAZAZ, sindicalista CGT, PTA IGN
Denis LEMERCIER, CGT FERC Sup, Universidad de Caen
Georges MARCHAND, sindicalista de la CGT desde hace 59 años, exmiembro del Secretariado de la UD CGT 14, militante en Renault Trucks Blainville
CGT Éduc’ 08, a través de Mezhoura NAÏT ABDELAZIZ, Secretaria General, militante humanista, internacionalista y feminista
Pascale JEAY, trabajadora social, CGT Educ’ 75
Yassine KHALED, profesor, CGT Educ’ 75
Maxime PELLETIER, profesor, CGT Educ’ 75
Agnès ROBIN, profesora, CGT Educ’ 75
Peter DONTZOW, sindicalista de la CGT, exsecretario departamental de Loire-Atlantique, defensor de los sin papeles
Romane PERTHUIS, CGT Santé Social
Jacqueline LAVY, miembro de la UL-CGT Annecy y alrededores, antigua integrante del Comité Ejecutivo, jubilada del Ministerio de Educación, miembro del Colectivo 74 por la liberación de Georges Abdallah
Gabriel CASADESUS, militante de la CGT e enfermero en Gers (32)
Patrick MARGUERETTAZ, jubilado, exsecretario de la CGT UL del Pays de Gex
Nabil HASNAOUI AMRI, CGT CIRAD (Hérault)
Jérémy GLOAGUEN, elegido miembro titular del comité de empresa de ADEME CGT
Joël GAUVAIN, exsecretario general UGICT/CGT AF y antiguo miembro del CE de la Confederación UGICT/CGT
Jean-Robert PERRIN, sindicalista jubilado de Air France Industries, exsecretario general de la CGT UL del centro de Orly
Valérian ROBERT, Tesorero de CGT Local 10 Finances Publiques
Jihad WACHILL, CGT Finances publiques 93, Secretario Nacional de Droit-Solidarité
Pierre-Olivier POYARD, miembro de la Oficina Nacional del Mouvement de la Paix y miembro de CGT Educ’ 88
Yassine CHABANE, CGT Educ' 75
Mohsen CHOUAIKIA, CGT Educ' 75